La suerte de Carmen by María Cañal

La suerte de Carmen by María Cañal

autor:María Cañal
La lengua: spa
Format: epub
editor: Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins, S.A.
publicado: 2022-10-26T21:50:16+00:00


Carmen, buscando mi suerte

Me subí a mis tacones para tener vista aérea de mi vida

1

No estoy con Pepe. Eso se acabó hace tres meses y ahora vuelvo a encontrarme algo confundida. Fueron seis meses de pura pasión adulta. Si me ciño a la verdad más absoluta, como nunca había sentido. El camino a su casa era casi una peregrinación para mí. Coger los autobuses o el metro teniendo como destino su cama se convirtió en todas esas semanas en un aliciente que me mantenía viva e ilusionada. Y reconozco que él me esperaba con verdadera devoción. Casi no tenía que salir a correr –porque el precio prohibitivo de los gimnasios y el poco tiempo del que disponía hicieron que me convirtiera en runner, muy a mi pesar– para mantener a raya a mis curvas, unas curvas que cada vez estaban más a gusto con su esplendor recuperado.

Creo que no me he comprado más conjuntos de lencería fina en toda mi vida. Seis meses de desenfreno consumista en los que me habitué al tanga solo por ver los ojos desorbitados de Pepe al palpar mi trasero y no tocar marca de braga. Solo con eso, ya me ponía a cien y colocábamos los postres al principio. Volví a cuestionarme en muchas ocasiones a qué había estado jugando yo los últimos 38 –ya, 39– años de mi vida porque no lograba comparar los sentimientos que me despertaba Pepe con los que había sentido antes con otras parejas, ni siquiera con Ramón, que ya es decir. Pero eso se acabó y, aunque lo voy a contar y me va a doler cada palabra que escriba sobre esa historia, no será ahora, no será en este capítulo, porque antes vienen muchas cosas. Muchas.

Digamos que la historia de Pepe es la que se acabó y la historia de Carmen en Madrid es la que comenzó. ¿Y las historias que no terminan nunca? Esas son todas. Madrid y yo mantenemos un idilio muy particular, un amor odio por lo que significa, un no puedo vivir contigo pero tampoco sin ti. Creo estar en disposición de decir que ya solo volvería a casa –a mi ciudad de toda la vida– de visita. No podría prescindir de todo lo que me da Madrid, así de sencillo y así de petarda soy ahora. Gloria me colgó cuando supo que, aun habiendo roto mi relación con Pepe, continuaría viviendo a cientos de kilómetros. Parece que no entendió que cuando me vine aquí, Pepe era uno de los ingredientes de la paella, quizá incluso el arroz –¿qué es una paella sin arroz?– pero no el único. Tendría que buscar nuevo arroz para mi guiso, pero a eso ya estaba más que acostumbrada.

Sin embargo, voy a hacer un experimento, a ver cómo sale: os voy a dejar en mi situación actual, en lo que está pasando ahora mismo, en esto…

«Con los stilettos de Gloria, que me había enviado por correo urgente, una reserva en uno de los mejores hoteles de Madrid y



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